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“No se puede admitir que nadie tenga que acudir a su trabajo con miedo y eso, tristemente, ocurre y ocurrirá mientras no se tomen las medidas necesarias”.

Nuevo repunte de las agresiones a cuidadoras en San José

Garantizar la seguridad en nuestro trabajo

ANADP 2016/06/23

Un nuevo repunte en la cifra y gravedad de las agresiones contra personal cuidador del Centro San José por parte de algunos residentes, en varios casos con consecuencia de baja laboral, ha desencadenado la reacción de este colectivo de trabajadoras en demanda de soluciones urgentes al problema.
Se trata de situaciones relativamente habituales en San José derivadas de las propias características de algunas de las personas atendidas, aquellas que presentan cuadros de alteración conductual y manifestaciones de agresividad.

Es un problema muy grave que la Administración nunca ha afron-tado con la atención que requiere, lo que finalmente ha colmado la paciencia de las trabajadoras que lo sufren en sus propias carnes y ha provocado su reacción. LAB ha trasladado esta preocupación y la demanda de soluciones al equipo técnico y a la dirección del centro, ha conseguido sumar el apoyo del resto de sindicatos de la comisión de personal y ha puesto el tema sobre la mesa en la última reunión del equipo que revisa el plan de intervención y prevención de riesgos laborales en San José.

Estamos exigiendo algo tan básico como que se garantice la seguridad en nuestros puestos de trabajo, la nuestra y la de los propios residentes. Conocemos mejor que nadie las características de los residentes y sabemos que el riesgo cero no existe, pero eso no quita para que se tomen medidas que reduzcan las situaciones de peligro y, en caso de ocurrir una agresión, se establezcan protocolos de atención adecuados. Este trabajo no tiene que llevar implícito poder ser agredida.

La intervención debe ser urgente y estar basada en medidas multi-disciplinares, desde la formación en autoprotección a la revisión del seguimiento psiquiátrico de los casos de los residentes más agresivos, pasando por el establecimiento de pautas claras de actuación y prevención de riesgos, los refuerzos de personal y, en caso de que se produzca una agresión, el acompañamiento y la asistencia a la cuidadora agredida. No solo hay que atender las consecuencias físicas de la agresión sino también, y de forma especial, las psicológicas, porque no se puede admitir que nadie tenga que acudir a su trabajo con miedo y eso, tristemente, ocurre y ocurrirá mientras no se tomen las medidas necesarias.