◊ Faenas
Osasunbidea 2014/03/22 Carta de opinión de Alberto Mendilazo y Dabid Mendaza.
Dijo la Sra. Consejera de Hacienda y Vicepresidenta del Gobierno de Navarra Lourdes Goicoechea en la Comisión de Investigación Parlamentaria, que pagar los impuestos que le corresponden, algo que para todas/os las/os navarras/os es un deber y una obligación, para la Universidad de Navarra (la del Opus), es una “faena”, y que no hay nada ni ilegal ni irregular en que la propia Consejera solicite a la Directora del Departamento de Hacienda un trato “especial” hacia esta empresa.
Podría preguntar la Sra. Consejera a las/os alumnas/os de esta universidad y a sus familias si les parece una “faena” pagar 8.000, 10.000 ó 12.0000 euros de matrícula. También podría preguntarnos a todas/os las/os navarras/os si nos parece una “faena” pagar con dinero público un seguro médico privado (en la CUN) a las/os trabajadoras/es de la citada universidad.
Cabría preguntar a la Sra. Consejera, si no le parece una “faena” retrasar la devolución del IVA a las empresas, incrementando su precariedad económica, para maquillar las cuentas de su Gobierno al gusto del Sr. Rajoy, al margen de que para ella, no sea nada ilegal ni irregular.
También cabría preguntarnos a todas/os las/os navarras/os si nos parece una “faena” que la CAN se haya “volatilizado” durante los sucesivos Gobiernos de UPN, o que el Gobierno actual, con la Sra. Barcina a la cabeza, que está en minoría, que lleva dos años sin aprobar presupuestos, que desoye al Parlamento ignorando las leyes que aprueba, que gobierna al dictado del Sr. Rajoy favoreciendo a una minoría a costa de precarizar a la mayoría, pueda seguir gobernando y termine lo que queda de legislatura.
Pero si hablamos de “faenas”, la que se lleva la palma es la del Sr. Roberto Jiménez, Secretario General del PSN, que salió al centro del ruedo, sacando pecho y marcando paquete, como todo torero que se precie, citando al toro al grito de “¡¡¡O se va en 15 días o la echa el PSN ¡!!”, y antes de que el toro se arrancara, asesorado por su “apoderado”, el de Madrid, salió corriendo hacia el burladero protegido por su “cuadrilla”, dejando a toda la plaza sin saber si reir, llorar, o correrlo a almoadillazos hasta Pitillas... o hasta Madrid.
